El impacto psicológico del Covid-19 en nuestras vidas no se está haciendo esperar. Nos encontramos frente a cambios de hábitos, distancia física de las personas que queremos, ruptura con las actividades de ocio y pérdidas o modificaciones de empleo. Pero para poder entender cómo nos afecta todo ello es necesario explicar, siguiendo la terapia icónica, cuáles son los cuatro pilares que sostienen nuestro equilibrio emocional:
Los sentimientos de utilidad. Todas aquellas acciones que nos hacen sentirnos útiles, acciones que nos dirigen a lo que verdaderamente es importante para nosotros, es decir, lo que da valor y sentido a nuestra vida, nos mantiene activos y motivados. En esta categoría podría estar nuestro trabajo, o bien algún tipo de trabajo no remunerado como ayudar o cuidar de alguien, estudiar, hacer deporte, etc.
El afecto. Necesitamos sentirnos queridos, escuchados y apoyados por las personas que son importantes para nosotros, como pueden ser nuestra familia, pareja o amigos.
La red social. A diferencia del afecto, la red social trabaja a un nivel menos íntimo. Incluimos en red social todas aquellas relaciones que surgen y potenciamos en nuestro día a día con las personas que conforman nuestro entorno, bien sean compañeros de trabajo o conocidos. Con ellos, hablamos, intercambiamos opiniones y compartimos momentos.
El ocio. Son aquellas actividades que nos refuerzan y realizamos por placer y no por obligación.

Además de lo anterior, no debemos olvidar que cuidar de nosotros mismos es la gasolina que mantiene en marcha el motor, es decir, necesitamos cuidar nuestros hábitos de alimentación, sueño, actividad física, higiene… ya que haciéndolo reforzaríamos aún más nuestra gestión emocional.
Entendiendo que las personas necesitamos de estos pilares para funcionar, el hecho de vernos ante una situación totalmente novedosa como es el confinamiento y ante el descontrol y la incertidumbre sobre el futuro, nuestros puntos de equilibrio corren el riesgo de desajustarse y como resultado puede que aparezcan diferentes consecuencias psicológicas y físicas.
Es muy probable que la ansiedad sea el primer síntoma en tocar nuestra puerta. Hará que se activen nuestros pensamientos sobre el presente y el futuro de forma rumiativa, es decir, dándole vueltas una y otra vez a aquello nos preocupa. Activará también nuestras emociones, dando lugar al miedo y angustia, y finalmente el cuerpo responderá de diferentes formas: taquicardia, falta de aire, opresión en el pecho, dolor de cabeza, escalofríos, dolor muscular, sensación de mareo o pérdida de equilibrio, falta de concentración, etc. Debido a esto, se podrán ver afectados nuestros hábitos de sueño, alimentación y autocuidado, lo que hará que sea más fácil entrar en el circulo vicioso del malestar.
Así mismo, podremos notar cambios en nuestro estado de ánimo, encontrándonos en una montaña rusa emocional. Es probable que en algunos momentos nos mantengamos estables y con sensación de manejo, pero también podemos experimentar de un momento a otro sensaciones desagradables como el miedo, enfado o tristeza. Es importante entender que es normal y que nuestro estado de ánimo irá variando durante la cuarentena, aunque no debemos olvidar que es nuestra responsabilidad gestionar esas emociones y hacer con ellas aquello que nos resulte más útil.
También el miedo y la preocupación de salir a la calle, el miedo a contagiar o contagiarnos, pudiendo llegar incluso a desarrollar una hipocondría, o el miedo a perder a nuestros seres queridos, son emociones normales y acordes a la novedad e incertidumbre de lo que ocurre y de lo que está por venir. Utilizamos la preocupación como mecanismo para generar diferentes soluciones y así poder afrontar los problemas. No obstante tanto el miedo como la preocupación fuera de su función adaptativa, nos bloquean e impiden avanzar.
Además consecuencias psíquicas muy comunes pueden ser la tristeza, apatía y desesperanza, ya que nos vemos privados de aquellas personas y actividades que dan sentido a nuestro día a día y que por lo tanto nos refuerzan y nos hacen sentir bien.
En resumen, a un medio o largo plazo, la experiencia del Covid-19 y del confinamiento, puede acarrear diferentes trastornos psicológicos, como pueden ser los trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo o trastorno de estrés postraumático.

Entonces… ¿qué podemos hacer?
De nosotros no depende que la situación sea como es, pero si depende qué decidimos hacer con ella, por lo tanto, algunas recomendaciones que aconsejamos como psicólogos pueden ser las siguientes:
Sé objetivo. Los seres humanos tenemos tendencia a los extremos, por lo que es normal que catastroficemos lo está ocurriendo. Para ser objetivo, es necesario que seas consciente de que aquello que imaginas puede ocurrir o no. Recurre a información real, de fuentes fiables y no solo a aquella información que aporte tu mente, recuerda que en tiempo de estrés y angustia el cerebro tiende a ponerse en las peores de las situaciones.
Replantéate aquello que es importante para ti y cómo poder potenciarlo en estas circunstancia. Quizás no puedas ir a tus clases de baile pero si puedes dar lecciones desde casa o tal vez es el momento de informarte qué necesitas para acceder a aquella actividad o cambio que tanto tiempo lleva rondando por tu cabeza.
Haz una lista. Escribe sobre aquellas cosas que anteriormente, por falta de tiempo, no podías realizar y observa si hay alguna compatible con la cuarentena.
Fíjate en los detalles y actitudes. Si pasas la cuarentena acompañado, observa a tu familiares, pareja o compañeros de piso. La rutina y la prisa del día a día nos impiden ver detalles o actitudes que suman, las damos por hecho y no nos paramos a tomar conciencia sobre lo importante que son para nosotros.
Busca tu momento y tu espacio. Es sumamente importante estar con nosotros mismos, reconocer nuestras emociones, nuestros pensamientos o simplemente parar. Si tenéis niños en casa, el trabajo en equipo y la colaboración en la pareja (o de otros familiares) será esencial para conseguir este objetivo.
Promueve el autocuidado. ¿Recuerdas lo que hablábamos antes sobre que cuidarse a uno mismo era la gasolina que mueve nuestro motor? Pues eso, mejora tu salud de forma intencionada; come bien, cuida tus hábitos de higiene, regula tus hábitos de sueño y mueve tu cuerpo.
Siente. Todas las emociones tienen su función, por lo que permitirse estar tristes, enfadados o aburridos, nos ayudará a poder encajar lo que estamos viviendo, necesitamos sentir para poder continuar. Cuando sientas malestar escribe sobre aquello que sientes y piensas, eso te ayudará a comprenderte y ordenar y exponerte a los pensamientos de una forma más sana.
Exprésate. Aunque es importante no esperar que el otro solucione tu situación, explícales como te pueden ayudar y lo que necesitas. En ocasiones, hablar y sentirnos escuchados es todo lo que necesitamos para continuar.
No olvides que el aislamiento acabará. Sabemos que esta falta de libertad es pasajera y es importante que cuando tu mente intente hacerte pensar lo contrario lo recuerdes. Tarde o temprano volveremos a recuperar nuestra vida.
Plántale cara a tus sensaciones. Recuerda que no tienes que hacer nada extraordinario durante esta cuarentena. Simplemente traza un plan de acción para tener la sensación de que aunque no hayas elegido que esta “ola gigante” venga, la vas a “surfear” con tus propios recursos lo mejor que puedas y permitiéndote caerte.
Desde Salutis Centro Psicólogos Málaga, te animamos a que si observas que tus recursos no son suficientes para afrontar la situación provocada por el coronavirus, nos permitas acompañarte y proporcionarte aquellas herramientas necesarias. La intervención psicológica a tiempo es crucial para evitar futuros trastornos. En nuestro centro contamos con la terapia online como forma efectiva de atención psicológica, para así ayudarte en el momento que lo necesites.
Comments